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Cerramos la trilogía de dispersión veraniega con un compendio de cuentos, esa herramienta que se usaba para dormir a los niños antes de existir el Tour de Francia. Unos 150 minute maid poblados por princesas hipersensibles, roedores exigentes, gallinas bolcheviques, gallos atómicos, orquestas de corral y romance tullido, hilados con la rueca mongoloide por tus tres enanos saltarines favoritos.
