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Jan 22 2019 11 mins  
En un universo plagado de secuelas, precuelas y universos extendidos súper heroicos ¿qué papel tiene una cinta de bajo presupuesto de un director venido a menos por una carrera que inició prometedora pero que continuó de manera agridulce? Antes de disfrutar tu contenido gratuito, recuerda que puedes apoyar la creación de esto y más en nuestro Patreon. Pueden descargar el audio aquí o escucharlo en el siguiente reproductor. También pueden escucharnos con sus aplicaciones favoritas como Spotify, iTunes, Pocket Cast, Sound Cloud, Spreaker, Stitcher, Tune In, Acast, Player FM, MixCloud, Overcast, iHeart Radio, Hear This At, y hasta en iVoox. Este episodio es traído a todos ustedes gracias al apoyo invaluable de:Productora Ejecutiva: Blanca LópezProductor Ejecutivo: Mauricio GonzálezProductor Ejecutivo: Luis Fernando GallardoCo-Productor: Jaime Rosales Co-Productor: Román RangelCo-Productor: Titus BondiCo-Productor: Juan EspírituAgradecimiento especial a nuestros Patreons: Álvaro Vázquez, Daniel Krauze, Fernando Teodoro, Edith Sánchez, Alejandro Alemán, Fernando Alonso, Luis Macías, Lau Bermejo, Christian Guisa, Lulú Petite, Adriana Fernández, Enrique Vázquez, Joel Meza, Arturo Aguilar y Jorge I. Figueroa. Agradecimiento a Juan Paulo Nevado quien también nos apoya, aunque no esté dentro del Patreon. Una de las mejores cintas que comenta, critica e ilustra el manejo de los súper héroes en el cine (antes que Marvel llegara y estableciera su reino indiscutible) vino de la mano del Centinela de Unbreakable (El Protegido). Con el combo ganador de un Bruce Willis que se preocupaba por actuar y un Shyamalan que venía encaminado para ser uno de los mejores directores de fin de siglo es que la cinta logró una taquilla decente y críticas positivas que se han mantenido. El tiempo pasó y tras más fracasos que logros es que Shyamalan financio una película independiente sobre un personaje atormentado con disociación de personalidad que además de padecer este conflicto múltiple, una de las mismas se manifestaba como un asesino serial sobrehumano. Esta cinta logra tres grandes objetivos: tiene una magnífica interpretación de más de una decena de personajes por parte de James McAvoy, con un presupuesto de 9 millones de dólares logró recaudar más de 270 a nivel mundial. Además, por si fuera poco, establece que ocurre en el mismo universo de Unbreakable, estableciéndose como una especie de secuela paralela que se manifestó 17 años después de la original, siendo un giro de tuerca práctico que demostraba que Shyamalan todavía tenía ese genio que lo volvía capaz de jugar con la audiencia de manera inesperada... lo cual debería de ser lo más esperado de él, considerando su trayectoria. Llega el turno de Glass, cierre de la trilogía del Tren 177 que ocurre semanas tras el final de Split (Fragmentado), con altas expectativas tras el exitoso regreso a forma por parte de M. Night Shyamalan quien curiosamente llega a hacer lo que mejor sabe: shyamalizar el asunto. El director juega con las altas expectativas despertadas por los trailers en donde finalmente vemos a sus tres arquetipos de fuerza, inteligencia e impredecibilidad encarnados en sus personajes principales. El presupuesto para esta cinta es casi del doble de Split pero usa la misma fórmula de conflicto encerrado por lo que uno podría entender que el aumento fue para pagar el día de trabajo de Bruce Willis y la aparición de Samuel L. Jackson y no para la realización de la misma. El manejo de historia es disparejo y es más similar a un trabajo estudiantil que al de un director con experiencia. La mayor parte de la historia ocurre en el asilo psiquiátrico de Ravencroft en donde están encerrados nuestros personajes, los cuales deben de ser curados en no más de tres días, como no