Cuando viajo, suelo hacer de mi ciudad una experiencia vital. Y no porque así lo quiera, sino porque uno no pude ver el mundo con otros ojos diferentes que con los que ha visto y ha transitado, durante años, su propia ciudad, esas calles inciertas que responden a un origen. A la larga, no somos más que eso, almas sin patrimonios, transitando calles inciertas, como nómadas. Conoce Tierra de nadie en haroldcortes.com