Hace unos años, el actor Terrence Howard acudió a la Universidad de Óxford a dar una charla. Delante de un grupo de estudiantes de un club les aseguró que había descubierto que 1 por 1 son 2. Y que la teoría de la gravedad está mal, que todo tiene que ver con que las líneas rectas no existen. Semejante batiburrillo le había llevado años de estudio. Sólo que no dentro de las paredes de Óxford. Él había estudiado 'fuentes alternativas', seleccionando lo que más le gustaba. Ahora, que nadie lo toma en serio, dice que es un rebelde incomprendido como lo fue Galileo o Tesla. “El mundo no está preparado para mis ideas revolucionarias”. Con Trump y Musk a un paso de la Casa Blanca, sus terminales propagandísticos han terminado por hacer caso a Howard, mientras que el presidente electo se lanza a abrazar la anticiencia. O la 'ciencia alternativa', por ejemplo, la que niega la evidencia del cambio climático. Y lanza a sus legiones de trolls a atacar a quien se le ponga por delante. El último de los científicos que ha sido objeto de linchamiento y amenazas es Fernando Valladares. Analizamos con él por qué la humanidad (una parte limitada, en el fondo, de ella) se revuelve ante un cambio de ciclo y cómo los populismos se rearman al borde del colapso.