A las siete y media de la tarde del 8 de marzo de 1977 Virginia Voskerichian de 19 años, estudiante de honor de la Universidad de Barnard, camina tranquilamente por Forest Hill Garden cuando se cruza con un hombre que sin mediar palabra, saca un revólver del calibre 44 y le dispara apuntando directamente a la cabeza. Instintivamente Virginia trata de protegerse con los libros de texto pero estos no pueden parar la trayectoria de la bala. . El asesinato de Virginia en un principio conduce a policía a un callejón sin salida pues son incapaces de encontrar el motivo por el que alguien quisiera matar a la joven. Sin embargo los casquillos del calibre 44 dejados por el arma del crimen les conducirán a la respuesta que tanto ansían pues al compararlos se dan cuenta de que el arma que los disparó es el mismo con el que se cometió otro crimen inexplicable, el de Donna Lauria ,la joven que había sido tiroteada junto a su amiga Jody Valenti, la noche del 29 de julio de 1976. Los agentes no tardarán entonces en relacionar ambos crímenes con otra serie de asesinatos y atacas aparentemente sin sentido y sin conexión entre ellos ocurridos en Queens y en el Bronx durante los últimos meses. Convencidos de que tienen un asesino en serie entre manos, el comisionado de la Policía de New York convoca una rueda de prensa para alertar a la ciudad de que un loco anda suelto. La policía encarga al inspector Timothy Dowd la tarea de organizar un fuerza especial con el único objetivo de detener al asesino antes de que vuelva a matar. A esta fuerza especial, llamada Operación Omega, se le asignan doscientos agentes con el único objetivo de dar con el asesino a partir de las únicas pistas tangibles con las que cuentan: una vaga descripción del sospecho y unos casquillos del calibre 44.