Podemos oír a alguien y sin embargo no escucharle ¿verdad? Se dice a veces que las palabras nos entran por un oído y nos salen por el otro, porque nuestra atención es siempre selectiva. Muchas veces lo que seleccionamos es exclusivamente aquello que se parece a lo que en el fondo queremos escuchar. Por eso hay tantos malentendidos. Porque uno suele tener una idea muy específica de lo que quiere oír de la otra persona y al final lo que cree haber escuchado no tiene nada que ver con lo que se ha dicho. Esa forma tan interesada que tenemos de escuchar a los demás la encontramos también en este texto de la Biblia. No ser capaces de escuchar tiene consecuencias especialmente dramáticas, dependiendo en parte de quién es la persona que está hablando. La Biblia se puede utilizar como excusa para cualquier cosa ¡claro! Puedes intentar obligar a la Biblia para que diga hasta que no hay Dios, si sacas los textos suficientemente de contexto. Muchas veces lo hacemos también de forma inconsciente, al seguir los viejos clichés a los que podamos estar acostumbrados. Las historias de superación tienen la atención de la mayoría y el texto que veremos se ha manipulado muchas veces para mostrar ejemplos de conducta. Mi propuesta es que hoy evitemos hacer eso; que intentemos buscar más profundamente al verdadero protagonista que hay detrás de estas personas.... Podcast de Jose de Segovia sobre Primer libro de Samuel, Cap. 3