Ricardo Mollá se enganchó al trombón con solo 6 años. Desde ese momento su carrera musical no ha dejado de crecer y se ha convertido en uno de los compositores más reconocidos. Le ha fichado la Filarmónica de Malasia, la Sinfónica Nacional de Dinamarca o la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y la de Nueva York. Hoy ha regresado a casa, a Caudete, en Albacete, y allí ha montado su oficina central aunque sigue recorriendo el mundo con su trabajo.