No aspires a la perfección
¿Es amargo el pepino? Échalo. ¿Hay zarzas en el camino? Desvíate. Eso basta.
No prosigas diciendo: ¿Por qué se hicieron estas cosas en el mundo? De otra manera, serías la burla del hombre que estudia la naturaleza, como se te reirían el carpintero o el zapatero si les reprocharas porque ves en sus talleres aserraduras y retazos de las materias que trabajan, aunque tienen donde arrojarlos. Pero la naturaleza del universo nada dispone fuera de sí.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 8.50