Como un hueco, el camino
se usa y no se agota.
Por su profundidad, parece ser
el origen de todo lo que existe.
Desafila su filo,
suelta sus ataduras,
atenúa su brillo
y se hace uno con su propio polvo.
Es tan hondo que ahí se queda, quieto.
No se sabe de quién pueda ser hijo.
Parece que antecede hasta al origen.