En este quinto episodio mezclamos una historia de "amor" no consumada y las enseñanzas de una mente brillante: Orson Welles. Ah, por cierto. Cuando hablamos de BRESH no los estamos invitando a ninguna fiesta. Es solo que nunca aprendimos a pronunciar el apellido de Bertolt. ¡Sigamos prisioneros, que lo demás no importe nada!