Es sin duda uno de esos escritores. Autor controvertido, cínico, a menudo desagradable, pero con una constante, su altísima puesta en juego en cualquiera de sus obras. En la base de cada una de sus novelas hay siempre un anhelo irreductible, la fuerza de una pregunta que lo reta radicalmente y que nos a afecta a todos.
Quizás por ello, se le considera uno de los pocos autores verdaderamente trágicos de hoy en día, porque Houellebecq es uno de los pocos escritores actuales que se interrogan en extremo, que lo piden todo.