Francisco marca a toda velocidad el número del 112. La operadora de emergencias que descuelga al otro lado escucha la voz de un varón gritando: “¡Hermano, estoy contigo!”. Lo siguiente que se oye es como su interlocutor balbucea: “Si, por favor… Le pegué… Sin querer… Con una bala de una pistola. Le he pegado un tiro a una persona a un amigo mío. Por Dios, rápido, rápido, rápido, que se muere”. La comunicación es angustiosa. La operadora maneja con destreza la situación y logra que le diga la dirección para mandar inmediatamente a los médicos de urgencias con la UVI móvil. La ayuda se pone en camino inmediatamente.