El Centro Pompidou de la capital francesa presenta una vasta exposición sobre el Surrealismo, corriente artística nacida en París que se extendió por todo el mundo, incluso hasta América Latina. Descubriremos también la obra mexicana de Luis Buñuel, considerado el primer cineasta surrealista, a través de un documental sobre sus años en México. Y en nuestra crónica musical, les hablaremos de los compositores que adhirieron al Manifiesto del surrealismo, como Eric Satie o Boris Vian.
París fue la cuna del movimiento surrealista. En la capital francesa nació esta corriente artística y literaria que se propagó por el mundo. Para celebrarla, el Centro Pompidou presenta una exposición laberíntica, "Surrealismo", sobre la efervescencia de este movimiento que permitió la aparición de artistas como Dalí o Magritte.
Todo comenzó en 1924. Europa intentaba recuperarse del horror de la Primera Guerra Mundial. Para un grupo de intelectuales y poetas, debía surgir nueva forma de arte que superara la realidad. La llamaron “surrealismo”.
“Los surrealistas consideraban que el racionalismo de la Ilustración había conducido al desastre de la Primera Guerra Mundial. Juraron liberar el arte de la razón para volver al inconsciente y a los sueños”, explicó Marie Sarré, comisaria de la exposición en el Centro Pompidou.
"El manifiesto del surrealismo”, texto teórico fundador de la corriente, es obra de André Breton, un poeta francés adepto de Sigmund Freud, un psicoanalista muy en boca en la época.
Buñuel, el primer cineasta surrealista
Al París de los surrealistas llegó en 1925 el español Luis Buñuel. Fue en la capital francesa donde realizó una de sus cintas más emblemáticas: Un perro andaluz. Pero el cineasta tuvo también un período muy latinoamericano ya que se trasladó a México, donde filmó 17 películas. El director franco-mexicano Emilio Maillié es el autor de un documental sobre los años mexicanos de Buñuel.
Música surrealista
Aunque la música no fue un arte prioritario para el surrealismo, muchos compositores y cantantes adhirieron a los postulados surrealistas.
En el sector académico, el francés Erik Satie es considerado el embajador musical del surrealismo. Una de sus obras más conocidas, “Gymnopedies”, utiliza una melodía tortuosa, casi onírica, que lo vincula completamente con los surrealistas.
Aunque murió en la pobreza y sin haber conocido el éxito popular, Eric Satie es considerado uno de los grandes genios de la música francesa, y su influencia surrealista fue total. De hecho, regresó al movimiento escribiendo textos para una revista surrealista, lo que lo llevó a componer la partitura del ballet "Parade", en 1917, y que utiliza sonidos percusivos, como el de una máquina de escribir. Satie fue un excéntrico que dejó obras para cabaret, óperas, poesías, y panfletos. También es el autor de la banda musical de la película "Entr'acte" de René Clair.
De su lado, el belga Andrés Souris fue uno de los primeros en adherir al manifiesto de André Breton, así como el francés Pierre Boulez con su obra “Le Marteau sans maître”.
El cantante y compositor Boris Vian es considerado uno de los últimos surrealistas. Fue un pesimista que vivía escribiendo textos, poemas y músicas basadas en lo absurdo, la fiesta, el juego y una crítica tajante de la sociedad. Vien inventó máquinas sacadas de sus sueños como el “Piano coctel”, y compuso también un tema llamado “Canción surrealista” que interpretó su amigo Henry Salvador.