El autoproclamado califa Abderramán III dirigirá en breves sus tropas hacia Zaragoza con el objetivo de atacar a los reinos cristianos. Así responde a la rebelión encabezada por el gobernador musulmán de este lugar, Muhamed Hasim, quien ha desafiado a la autoridad califal negándose al cumplimiento de diversas órdenes. Ante este anuncio, el rey Ramiro II de León baraja acudir en apoyo de los zaragozanos. El monarca continúa con su estrategia para mantener a raya la frontera, algo que no es fácil contra el califa. Abderramán ha ordenado construir a pocos kilómetros de Córdoba una gran ciudad palatina como muestra de poder y fuerza, su nombre es Medina Azahara.