Somos organismos complejos, formados por decenas de billones de células que, obviamente, no todas nacieron el mismo día que figura en nuestra partida de nacimiento. Basta con comparar nuestro peso corporal con el que teníamos al nacer para darnos cuenta de que muchas de nuestras células son más jóvenes que nosotros. Lo sorprendente es que, para saber la edad de nuestras células, los científicos utilizan métodos que conectan la biología con, pásmense, la explosión de bombas atómicas durante los años de la Guerra Fría. La Ciencia es una caja de sorpresas.