Colombia en crisis hídrica: ¿Cómo enfrentar la escasez de agua en un país con grandes reservas?


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Feb 03 2025 14 mins   1

Colombia ha tenido que poner restricciones al consumo de agua por la escasez. Sin embargo, es uno de los países con mayores reservas de agua del mundo. ¿Cómo se explica y qué debemos hacer?

Reportaje de la corresponsal en Colombia, Najet Benrabaa

La planta de tratamiento de aguas Maniantales es una de las más importantes de Medellín y su región. Se encuentra a unos 40 minutos en coche de la ciudad, en lo alto de las colinas. Aquí cada día, se tratan 432.000 M3 de agua, es decir, el equivalente a 173 piscinas olímpicas. Según los ingenieros de la empresa de tratamiento de agua EPM, cada año el proceso de tratamiento del agua se complica un poco más.

“El agua viene del embalse Río Grande que queda aproximadamente a 62 km. Es decir, por los desafíos que supone la contaminación urbana, cada vez tenemos que ir más lejos. Esto es una muestra de ello, estamos en las montañas del oriente del valle y hay que ir hasta más allá de las montañas del occidente, tenemos que atravesar todo el valle con una tubería para poder garantizar traer el agua desde muy lejos, desde 62 km, y viene de un embalse que sirve para la generación de energía y para producción de agua potable”, explica Rodolfo Mira Becantur, ingeniero y jefe de potabilización de agua para EPM, la empresa de tratamiento de agua y energía de Medellín, EPM.

A esto se añaden las consecuencias del cambio climático, como el aumento de los períodos de sequía e inundaciones. Son cada vez más largos y fuertes. Esto hace que sea aún más difícil el trabajo de potabilización del agua.

El fenómeno El Niño y sus consecuencias

“A principios del año 2024, tuvimos fenómeno El Niño el cual disminuye la cantidad de agua disponible en los embalses. Esto supone que tenemos que captar el agua más cerca del fondo del embalse y esto lo hace más complejo. Debido a que el agua es más compleja, los procesos también se vuelven más costosos, los costos se multiplicaron por 3 para potabilizarla.”, afirma Mira Becantur.

Según el ingeniero, los productos para el tratamiento del agua han cambiado varias veces, al igual que la cantidad utilizada para limpiarla y filtrarla. “El agua del fondo trae más materia orgánica metales como hierro, manganeso y por eso en la planta es necesario generar procesos adicionales como la oxidación avanzada con dióxido de cloro, qué es el principal producto que nos permite remover materia orgánica y optimizarla, así como la remoción del manganeso que. Esto es lo que hace que los precios se incrementen”, asegura.

Entre 2002 y 2021, más de 1.400 millones de personas se vieron afectadas por las sequías. En 2022, aproximadamente la mitad de la población mundial experimentó una grave escasez de agua durante al menos parte del año y una cuarta parte se enfrentó a niveles “extremadamente altos” de estrés hídrico, utilizando más del 80% de su suministro anual total de agua dulce renovable. El cambio climático amenaza con aumentar aún más la frecuencia y la gravedad de estos fenómenos.

Este año, en Colombia, los períodos de sequía han sido duros. Así que varias ciudades tuvieron que ahorrar agua. Para la capital, Bogotá, se ha establecido un racionamiento de agua desde marzo de 2024. Cada día, un barrio se queda sin agua.

Contactado por teléfono, Andrés Santamaría es dirigente de “Barrios Bonitos”, un barrio de Bogotá; y nos informa sobre la penosa situación que viven los habitantes.

Restricciones en la capital

“Debido a que los embalses están muy bajos, nos quitan el agua una vez a la semana durante 24 horas. En mi caso, lo que yo hago es que utilizo tanques, dos tanques, necesarios solamente para el baño y en este caso trato dejar la comida lista. Y si no, pues me voy a un restaurante. Pero por lo general dejo todo organizado. Dejo un espacio también para la losa, para reciclar el agua para lavar. Es importante”, nos explica.

Esta situación se ha prolongado durante meses y no hay indicios de que vaya a mejorar rápidamente. El clima es inestable y los depósitos de agua no se llenan con la rapidez necesaria. Es por eso que los habitantes de Bogotá se han resignado y adaptado su modo de vida.

“La gente se ha acostumbrado. No fue fácil pero la gente es conformista. Hay mucha gente que se queja porque sabe que le cambian los hábitos, pero otras personas simplemente prefieren invertir más en comprar un tanque, aumentar sus recursos en agua, lo que se vuelve un doble consumo”, dice.

La situación de racionamiento en Bogotá preocupa a todo el país y tendría que empezar a preocupar incluso al mundo. Porque si Colombia, que tiene una capacidad hídrica seis veces mayor que la media mundial según el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible colombiano, ya sufre escasez de agua, el resto del mundo no está a salvo.

“Aunque, según las estadísticas, Colombia es un país rico en agua, éstas son sólo cifras. Para decirlo claramente, no tiene mucho sentido que los ríos Atrato o Amazonas pasen por nuestro territorio, porque estas fuentes de agua, que son realmente muy importantes, están extremadamente lejos de donde se concentra la población”, explica Santiago Ochoa Posada, vicepresidente de Agua y Saneamiento de la empresa EPM.

Los ríos, muy lejos de los centros urbanos

“Ninguno de estos grandes ríos pasan cerca de Bogotá o Medellín. Solo Barranquilla y Cali tienen excepciones que tienen ríos importantes cerca. Pero el resto de las grandes capitales de los departamentos no tienen estos ríos cerca. Es un poco como decir que Bill Gates y yo en promedio somos multimillonarios, pero si vamos a ver quién tiene la plata y quién tiene las deudas, pues la cosa cambia”, agrega Ochoa Posada.

Lo que explica es válido para muchos países del mundo. Es aún más alarmante cuando el calentamiento global ya está atacando las reservas de agua, además de la actividad humana. La tierra pierde masas de agua dulce. El caudal de los ríos disminuye en más de cuatrocientas cuencas. Es cinco veces más que hace quince años, según las agencias de la ONU.

Para Darío Gallego Suárez, ingeniero químico y profesor de la Universidad Nacional de Medellín, es hora de cambiar nuestras formas de tratar el agua de forma sostenible y no ir a las profundidades a buscarla. Según el profesor, la solución viene del cielo. El agua de lluvia puede ser una fuente infinita de agua renovable.

La solución puede estar en el cielo

“Recomiendo trabajar la idea de captar el agua y almacenamiento del agua lluvia, que no hay que tratar, o a veces hay que tratarla menos. Propusimos algunas posibilidades para la facultad en donde podíamos recolectar agua de lluvia de alguna superficie de los edificios y reutilizarla dentro de la misma universidad. Hay que tratar de bajar el consumo de agua, tanto empresas como nosotros, en la parte doméstica y no echarle todo el tiempo la culpa a las empresas”, afirma el ingeniero.

Otro proceso muy apreciado por la industria del tratamiento de aguas, pero cuestionado por algunos especialistas, es la desalinización del agua de mar. Se están realizando estudios y experimentos en todo el mundo.

Dado que los océanos cubren el 70% del planeta, muchos ingenieros consideran que este proceso es una buena manera de hacer frente a la escasez de agua. Rodolfo Mira Becantur está convencido de ello, aunque aún queda mucho por hacer antes de que el proceso sea viable.

“Hoy en EPM tenemos procesos de desalación, es decir, volver el agua de mar apta para consumo humano. En Colombia hay muy pocos. Hay algunos procesos de desalación en el desierto más árido del mundo que es el Atacama qué es en aguas de Antofagasta. En el futuro, con mucha probabilidad, vamos a tener que ir más hacia el consumo de agua del mar para poder tratar y volverla a potable y reutilizar aguas residuales para volverlas potables”, vaticina.

Este entusiasmo no es compartido por el profesor e ingeniero Darío Gallego Suárez. Varios estudiantes de su universidad están trabajando en este tema para evaluar los riesgos y beneficios de la desalación del agua de mar.

“Es bastante complejo y costoso por las cantidades de sal que tiene. Y ¿qué hacer con la sal? Los indígenas de nuestras costas lo hacen a través del sol y producen sal marina, sal de mar y la venden, pero son cantidades muy pequeñas, pero a nivel industrial naturalmente, eso representa un problema”, argumenta.

Desalinizar, pero ¿a qué precio?

El profesor también está preocupado por los efectos de esta práctica en el medio ambiente y los ecosistemas oceánicos. “Los ecosistemas se alteran, quedan desequilibrios. Lo mismo, por ejemplo, con el embalse de aguas de los ríos que naturalmente impiden que el compuesto orgánico siga su curso normal hasta el mar. Hay desbalances”, denuncia.

En las oficinas de la empresa pública de tratamiento de aguas EPM, el discurso es diferente y más optimista. Se están realizando experimentos en Chile, que se llevan a cabo en el desierto de Atacama. Lo que hace que el vicepresidente de Saneamiento y Agua, Santiago Ochoa Posada, diga que la desalinización del agua es un proceso confiable pero costoso. Sin embargo, está convencido de que existen otras soluciones antes de la desalinización del agua.

“Tenemos que mirar a largo plazo. Hay que esforzarse por preservar la calidad y la cantidad del agua natural. Tenemos que proteger los manantiales, promover la reforestación, la rehabilitación y restauración del suelo, y enseñar a las comunidades agrícolas cómo desarrollarse sin tener un impacto negativo en el medio ambiente. Y esto es responsabilidad de la sociedad. Los habitantes de las ciudades tienen que entender que no se puede vivir en la ciudad sin saber lo que pasa en el campo”, explica.

Según las proyecciones de la ONG WWF, para 2050, es probable que en todo el mundo haya 5,7 millones de personas que vivan en zonas con escasez de agua.