Ajedrez de geopolítica

El primer ministro de Francia, Michel Barnier, presentó la dimisión de su Gobierno al presidente, Emmanuel Macron. Ocurre tras el histórico voto de censura en su contra por las disputas presupuestarias, que lo obligó a renunciar a su cargo junto con los miembros de su gabinete. La decisión del premier fue aceptada por el inquilino del Elíseo.

Siguen cayendo gobiernos occidentales

Macron ha solicitado tanto a Barnier como a su Gobierno que permanezcan en funciones hasta que se nombre a un nuevo primer ministro, informa la agencia Reuters citando un comunicado emitido este jueves por el Palacio del Elíseo.

Se decidió celebrar la votación después de que el primer ministro recurriera a un procedimiento constitucional para adoptar, sin votación del Parlamento, su plan de financiación de la Seguridad Social. Según el artículo 49.3 de la Constitución francesa, el Ejecutivo puede promulgar leyes sin la aprobación del Parlamento, pero los legisladores pueden impugnarla mediante una moción de censura que, si prospera, no solo rechazaría la ley, sino que además obligaría al Gobierno a dimitir.

Lo que deja constancia de este suceso histórico, es que hasta ahora la única vez que una moción de censura provocó la dimisión de un gobierno de la Quinta República francesa había sido en el año 1962.

Detrás de estos acontecimientos hay varios aspectos que se solapan, según el analista internacional Eduardo Luque. "En el plano superior está la lucha política, pero detrás […] está la política errática de la Unión Europea y de imponer continuamente recortes a los países que la integran. En el caso de Francia se pedía bajar el déficit público del Estado que está por encima del 5% y dejarlo en un 2%, que es el objetivo, lo que implicaba un recorte por encima de 60.000 millones de euros y se tenía que hacer en un breve plazo de dos años, lo cual implicaba cifras enormes de recorte público. Esto levantó a la sociedad francesa", señala el experto.

En este sentido, subraya que la sociedad francesa "no está dispuesta a pagar los desafueros de un político inepto, como el señor Macron, ni a pagar [los gastos que implican] que el Estado francés siga enviando miles de millones [de euros] a la guerra ucraniana porque la Unión Europea y la OTAN así lo imponen". "Esto es lo que hay en el fondo de la cuestión, el caldo de cultivo que empuja a los partidos de izquierda a plantear una moción de censura que ha salido ganadora en el Parlamento francés, y ahora nuevamente la pelota está en el tejado del señor Macron", apunta Luque.