Sexo, amor y parejas

Es viernes por la noche. Laura, una mujer de 28 años, está disfrutando con sus amigas en un bar de la ciudad. Hace semanas que no salía, y después de tanto trabajo, lo necesitaba. Entre risas y cócteles, conoce a un hombre encantador. Charla interesante, miradas cómplices… química instantánea. La noche avanza, las emociones se intensifican, y lo que comienza como una conexión casual, termina en su apartamento. No hay preservativo a la vista, pero el momento es intenso, y entre besos y caricias, la precaución queda en el olvido. Días después, Laura comienza a notar algo extraño. Una sensación de ardor, un ligero malestar… nada alarmante, al principio. “Seguramente es estrés”, se dice a sí misma. Pero el malestar no desaparece. Se convierte en picazón, en molestias persistentes… y entonces, la duda se instala en su mente. Decide hacerse una prueba. En la sala de espera de la clínica, su corazón late fuerte. Su mente repasa la noche, los detalles, el descuido. ¿Cómo no lo pensé antes? El médico regresa con los resultados. Y ahí, en un sobre sellado, está la respuesta que cambiará su vida: Laura tiene una ITS. Lo que sigue es un camino de aprendizaje, miedo y decisiones. Porque en el mundo real, esto no es una historia aislada. Cada día, más de un millón de personas contraen una infección de transmisión sexual. Sí, un millón. Y muchas, como Laura, ni siquiera lo sospechan hasta que es demasiado tarde. Pero ¿qué podemos hacer para protegernos? ¿Cuáles son los números reales de ITS y ETS en el mundo? ¿Cuáles son los países con mayor incidencia y qué podemos aprender de ello? Hoy vamos a sumergirnos en las estadísticas más recientes sobre ITS y ETS, desmontar mitos y brindarte herramientas para proteger tu salud sexual.