EL DIÁLOGO de Santa Catalina, capítulo 7 / Somos incompletos para ser complementarios


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Sep 01 2021 33 mins  
A partir del conocimiento de sí misma, el alma alcanza humildad, por conciencia de su condición de creatura y su condición de pecadora. En ese mismo conocimiento se descubre beneficiaria del gratuito e incomparable amor de Dios. Y en el círculo siempre renovadod e conocerse y reconocer a Dios en sí, brota del alma caridad, que primero es directa y espontánea, puro nacer de amor hacia Aquel que la ha amado. Este es un amor "sin intermediario." Luego, al apropiarse en su inteligencia de lo recibido, se descubre responsable y quiere entonces responder a ese amor divino. Pronto amará "con intermediario" al darse cuenta que ningún bien se puede hacer a Dios y que en cmabio Dios se ha hecho "uno" con el prójimo en necesidad.

Este amor al prójimo parte entonces de la altura del amor recibido de Dios y por eso busca la gloria divina a través de la salvación del mundo; luego se concreta a medida que conoce las necesidades específicas del prójimo, pero sin perder su fuente en Dios, a través de la oración, que, como se ha dicho en otras ocasiones, es la primera caridad para con el prójimo. A medida que se descubren las necesidades propias del prójimo la virtud también se hace específica, y en esto hay dos descubrimientos fundamentales:

1. Es la Providencia misma de Dios la que gobierna qué dones y virtudes toman fuerza en nosotros, en función del bien que Dios va tejiendo en cada lugar y circunstancia.

2. Nadie debe quejarse demasiado de lo incompleto que se sienta en una virtud peculiar sino que debe, en primer lugar, agradecer la virtud que vea más clara y fuerte en sí mismo; y luego afianzándose en ella, "atraer" nuevas virtudes, pues en el fondo todas son "una"; y luego, comprender que somos incompletos por una razón: para ser complementarios en Dios y para su gloria.