Tengo que confesarles que me leí «Nada» cuando cursaba el previo a la universidad. Y pasó desapercibido. Quizás fue uno de esos tantos libros obligados o quizás yo estaba más cerca de otro tipo de lecturas y géneros por aquel entonces. Volví a leerlo hace unos meses; para ser más justo, sería más correcto expresar que lo leí por primera vez, porque la lectura no entiende de cadenas ni obligaciones. Y me interesó la figura Laforet, y llegué a la película que les presentamos.