Presentan: Fundación Telefónica Movistar y Lenovo
Los retoques estéticos, los productos cosméticos, las cirugías plásticas, no son nuevos: están documentados desde hace siglos.
Lo que sí es nuevo son algunos procedimientos más efectivos, y sobre todo la forma en que se venden masivamente por redes sociales.
El ácido hialurónico se encuentra naturalmente en las articulaciones, en los ojos, en la piel; sirve para que las juntas del cuerpo funcionen en forma aceitada, y tiene un rol clave para la hidratación.
El colágeno también es natural: es una proteína, vital para mantener la piel “joven”, pero su producción decrece con la edad.
Son dos conceptos casi mágicos en el mundo de la cosmética, y van de la mano: el ácido hialurónico estimula la producción de colágeno. Además, se reabsorbe al cuerpo, a diferencia de, por ejemplo, la silicona, con lo que es menos invasivo que otro tipo de tratamientos que ya involucran intervenciones quirúrgicas.
Al ácido hiaulrónico se lo ve en cremas y productos para el cuidado de la piel (o skincare, como se le dice ahora), y se inyecta en lugares de la cara como la nariz o las ojeras. Especialmente se utiliza para el relleno de labios: que se vean más grandes y brillantes.
En el mundo no solo están creciendo este tipo de tratamientos, sino que también cae la edad promedio. En España, por tomar un país que tiene datos concretos, 40% de la población se ha sometido a algún tipo de intervención estética, y la edad de arranque es de 20 años.
Uruguay no escapa a esas tendencias mundiales, ni a que las jóvenes quieran seguir los estándares marcados por las celebridades que ven en Instagram y TikTok.
Pero la particularidad que tiene nuestro país es que hay un gris: como la medicina estética no existe como especialización, aparecen personas que realizan tratamientos sin tener la formación adecuada. Clínicas que se promocionan masivamente por Instagram. Y así se dan casos de mala praxis.
Ese vínculo inseparable que tiene el fenómeno con las redes sociales es el motivo por el que tomamos este tema dentro de nuestro espacio de Disrupción, Tecnología e Innovación.
Y lo hacemos a partir de una reciente investigación periodística, parte de la tesis de grado de estudiantes de Comunicación de la Universidad Católica del Uruguay titulada Mutantes. Por eso estamos con dos de sus responsables, Federica Ham y Sara Bachino, que además es parte del equipo de En Perspectiva. Por otro lado, también conversamos con la doctora Mariana Ceriani, presidenta de la Asociación de Médicos Estéticos del Uruguay.
***
Pueden acceder al sitio web del proyecto periodístico Mutantes a través de mutantes.uy
Enlace relacionado: Investigación periodística "Inyecta, crece, desaparece, repite"
Los retoques estéticos, los productos cosméticos, las cirugías plásticas, no son nuevos: están documentados desde hace siglos.
Lo que sí es nuevo son algunos procedimientos más efectivos, y sobre todo la forma en que se venden masivamente por redes sociales.
El ácido hialurónico se encuentra naturalmente en las articulaciones, en los ojos, en la piel; sirve para que las juntas del cuerpo funcionen en forma aceitada, y tiene un rol clave para la hidratación.
El colágeno también es natural: es una proteína, vital para mantener la piel “joven”, pero su producción decrece con la edad.
Son dos conceptos casi mágicos en el mundo de la cosmética, y van de la mano: el ácido hialurónico estimula la producción de colágeno. Además, se reabsorbe al cuerpo, a diferencia de, por ejemplo, la silicona, con lo que es menos invasivo que otro tipo de tratamientos que ya involucran intervenciones quirúrgicas.
Al ácido hiaulrónico se lo ve en cremas y productos para el cuidado de la piel (o skincare, como se le dice ahora), y se inyecta en lugares de la cara como la nariz o las ojeras. Especialmente se utiliza para el relleno de labios: que se vean más grandes y brillantes.
En el mundo no solo están creciendo este tipo de tratamientos, sino que también cae la edad promedio. En España, por tomar un país que tiene datos concretos, 40% de la población se ha sometido a algún tipo de intervención estética, y la edad de arranque es de 20 años.
Uruguay no escapa a esas tendencias mundiales, ni a que las jóvenes quieran seguir los estándares marcados por las celebridades que ven en Instagram y TikTok.
Pero la particularidad que tiene nuestro país es que hay un gris: como la medicina estética no existe como especialización, aparecen personas que realizan tratamientos sin tener la formación adecuada. Clínicas que se promocionan masivamente por Instagram. Y así se dan casos de mala praxis.
Ese vínculo inseparable que tiene el fenómeno con las redes sociales es el motivo por el que tomamos este tema dentro de nuestro espacio de Disrupción, Tecnología e Innovación.
Y lo hacemos a partir de una reciente investigación periodística, parte de la tesis de grado de estudiantes de Comunicación de la Universidad Católica del Uruguay titulada Mutantes. Por eso estamos con dos de sus responsables, Federica Ham y Sara Bachino, que además es parte del equipo de En Perspectiva. Por otro lado, también conversamos con la doctora Mariana Ceriani, presidenta de la Asociación de Médicos Estéticos del Uruguay.
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Pueden acceder al sitio web del proyecto periodístico Mutantes a través de mutantes.uy
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