Año tras año, desde 1950, en el mes de julio, más de 100 hombres, entre pobladores, militares y policías, caminan más de 30 minutos en una ruta empinada, cargando en los hombros cientos de sacos de yeso para seguir la tradición y redibujar estas imágenes que son parte de la historia del Cusco y del Perú.