Al igual que a la mayor parte de sus compatriotas, el fútbol no le interesaba al periodista estadounidense Ben Bensinger, pero sí seguía la cartelera de los poderosos y le daba curiosidad el enriquecimiento llamativo de un dirigente de su país.
Ese olfato profesional lo colocó en una posición inmejorable para, tras el estallido del FIFA Gate en 2015, escribir Red card.
Ese olfato profesional lo colocó en una posición inmejorable para, tras el estallido del FIFA Gate en 2015, escribir Red card.