El 29 de junio de 1980, tres jóvenes y su perro se adentraron en una zona boscosa de Esporles, conocida como es Puig des Moro. De repente, el animal se inquietó y olfateó un rastro, hasta llegar a un cadáver de una mujer ligeramente apartado del camino. Esta es la crónica de un crimen con connotaciones sexuales que tuvo en vilo a Mallorca hace 44 años y que se saldó con la detención y condena del asesino, un joven sin antecedentes que se encaprichó de la viuda Antònia Crespí Vidal, de 61 años.