Mientras continúan los combates entre Israel y Hezbolá, aumenta el temor por la creciente crisis humanitaria en Líbano, donde el Gobierno afirma que más de un millón de personas han sido desplazadas por la violencia. Ante la incapacidad del Estado para encarar la magnitud de la situación, organizaciones benéficas, empresas y ciudadanos tratan de ayudar, pero sus recursos se están agotando.