Feb 04 2025 16 mins 1
"En la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la del experto hay pocas”.- Shunryu Suzuki
En el budismo zen existe un concepto conocido como shoshin, que significa “Mentalidad de principiante”. Shoshin se refiere a la idea de dejar atrás las ideas preconcebidas y adoptar una actitud de apertura al estudiar un tema.
Cuando eres un verdadero principiante, tu mente está vacía y abierta. Estás dispuesto a aprender y a considerar todos los fragmentos de información, como un niño que descubre algo por primera vez. Sin embargo, a medida que desarrollas conocimientos y experiencia, tu mente naturalmente se vuelve más cerrada. Tiendes a pensar: “Ya sé cómo hacer esto” y te vuelves menos abierto a la nueva información.
La experiencia conlleva un peligro. Tendemos a bloquear la información que no está de acuerdo con lo que aprendimos previamente y a ceder ante la información que confirma nuestro enfoque actual. Creemos que estamos aprendiendo, pero en realidad estamos atropellando a través de la información y las conversaciones, esperando hasta escuchar algo que coincida con nuestra filosofía actual o nuestra experiencia previa, y seleccionando la información que más nos conviene para justificar nuestros comportamientos y creencias actuales. La mayoría de las personas no quieren información nueva, quieren información que la valide.
El problema es que cuando eres un experto, en realidad necesitas prestar más atención, no menos. ¿Por qué? Porque cuando ya estás familiarizado con el 98 por ciento de la información sobre un tema, necesitas escuchar con mucha atención para captar el 2 por ciento restante.
En el budismo zen existe un concepto conocido como shoshin, que significa “Mentalidad de principiante”. Shoshin se refiere a la idea de dejar atrás las ideas preconcebidas y adoptar una actitud de apertura al estudiar un tema.
Cuando eres un verdadero principiante, tu mente está vacía y abierta. Estás dispuesto a aprender y a considerar todos los fragmentos de información, como un niño que descubre algo por primera vez. Sin embargo, a medida que desarrollas conocimientos y experiencia, tu mente naturalmente se vuelve más cerrada. Tiendes a pensar: “Ya sé cómo hacer esto” y te vuelves menos abierto a la nueva información.
La experiencia conlleva un peligro. Tendemos a bloquear la información que no está de acuerdo con lo que aprendimos previamente y a ceder ante la información que confirma nuestro enfoque actual. Creemos que estamos aprendiendo, pero en realidad estamos atropellando a través de la información y las conversaciones, esperando hasta escuchar algo que coincida con nuestra filosofía actual o nuestra experiencia previa, y seleccionando la información que más nos conviene para justificar nuestros comportamientos y creencias actuales. La mayoría de las personas no quieren información nueva, quieren información que la valide.
El problema es que cuando eres un experto, en realidad necesitas prestar más atención, no menos. ¿Por qué? Porque cuando ya estás familiarizado con el 98 por ciento de la información sobre un tema, necesitas escuchar con mucha atención para captar el 2 por ciento restante.
