La manipulación de los medios de comunicación consiste en una serie de técnicas relacionadas entre sí con las que miembros de un determinado grupo crean una imagen o una idea que favorece sus intereses particulares.
Entre estas tácticas destacan las falacias lógicas y la propaganda, que a menudo implican la supresión de información o de otros puntos de vista a través de su distorsión, induciendo a otras personas o grupos de personas a que dejen de escuchar algunos argumentos o, simplemente, desviando su atención a otra temática o a otro asunto.
La manipulación de los medios de comunicación se usa en las relaciones públicas, la propaganda, el marketing, etc, y aunque el objetivo que se persigue es diferente en cada ámbito, las técnicas empleadas suelen ser muy parecidas. Así, muchos de los métodos modernos de manipulación de los medios de comunicación se centran en formas de distracción, basadas en el supuesto de que el público tiene una capacidad de atención reducida, pudiendo resultar un método asociado con el poder blando o el poder inteligente.
A menudo el manipulador demanda de los demás un comportamiento socialmente aceptable, sin adecuarse ellos mismos.
Se apropia de las ideas de otro, intentando inversamente hacer tomar por otro sus propias responsabilidades. Los argumentos de un manipulador parecen siempre, a primera vista, lógicos y morales. Habitualmente, utiliza pretextos tales como que la norma, el «buen comportamiento» que se debe tener en la sociedad o el grupo, sabiendo utilizar los puntos débiles de los otros, haciendo por ejemplo que se sientan ridículos, culpables o heridos en su pudor, lo cual los ubica o mantiene en una situación mental favorable a la manipulación.
Una mala autoestima, el sentimiento de culpa o de inferioridad vuelven a los individuos mucho más vulnerables a la manipulación.
Entre estas tácticas destacan las falacias lógicas y la propaganda, que a menudo implican la supresión de información o de otros puntos de vista a través de su distorsión, induciendo a otras personas o grupos de personas a que dejen de escuchar algunos argumentos o, simplemente, desviando su atención a otra temática o a otro asunto.
La manipulación de los medios de comunicación se usa en las relaciones públicas, la propaganda, el marketing, etc, y aunque el objetivo que se persigue es diferente en cada ámbito, las técnicas empleadas suelen ser muy parecidas. Así, muchos de los métodos modernos de manipulación de los medios de comunicación se centran en formas de distracción, basadas en el supuesto de que el público tiene una capacidad de atención reducida, pudiendo resultar un método asociado con el poder blando o el poder inteligente.
A menudo el manipulador demanda de los demás un comportamiento socialmente aceptable, sin adecuarse ellos mismos.
Se apropia de las ideas de otro, intentando inversamente hacer tomar por otro sus propias responsabilidades. Los argumentos de un manipulador parecen siempre, a primera vista, lógicos y morales. Habitualmente, utiliza pretextos tales como que la norma, el «buen comportamiento» que se debe tener en la sociedad o el grupo, sabiendo utilizar los puntos débiles de los otros, haciendo por ejemplo que se sientan ridículos, culpables o heridos en su pudor, lo cual los ubica o mantiene en una situación mental favorable a la manipulación.
Una mala autoestima, el sentimiento de culpa o de inferioridad vuelven a los individuos mucho más vulnerables a la manipulación.