En 1953, una tormenta anegó Holanda. Jóvenes de toda Europa se volcaron, de forma altruista, en las labores de rescate. Destacó por su disciplina un contingente de universitarios franceses comandado por un recién licenciado en Derecho: Jean Marie Le Pen.
La aventura humanitaria aquella confirmó a Le Pen el gusto por la acción, que ya había probado antes: de niño, en su Bretaña natal, fue grumete en el pesquero de su familia y, más adelante, participaría en la resistencia al invasor nazi.
A la vuelta de Holanda, sin ganas ni contactos para abrir bufete propio, Le Pen se alistó en los paracas, siendo su primer destino Suez. A la expedición sobre el canal seguirían la guerra de Indochina y la batalla de Argel.
Entre Indochina y Argelia, Le Pen ingresó en la formación de Pierre Poujade, el gran tribuno de la derecha del momento. Jean Marie salió elegido diputado, el más joven de la legislatura. Era 1956 y tenía 28 años.
Expulsado de la formación de Poujade por desavenencias con este, Le Pen volvió a salir diputado en 1958, en esta ocasión izando la bandera de la Argelia francesa. Poco duraría enhiesta. En 1962, Francia reconoció la independencia de la colonia.
Al finalizar su segunda legislatura como diputado, Le Pen se vio en la calle, sin empleo. En 1963, por pura subsistencia, fundó un sello discográfico especializado en cánticos de guerra, discursos políticos y narraciones históricas.
Su faceta de empresario no eclipsó la de político. Como se consideraba demasiado joven para acaudillar la derecha nacionalista, en 1965 impulsó la candidatura de Jean Louise Tixier. Brillante abogado, Tixier resultó ser una inutilidad política.
El error Tixier le pesaría como el mayor de su carrera. El candidato debió haber sido él. Ya se resarciría. En 1972, Le Pen unió a los veteranos de antiguas guerras y a los jóvenes lobos de la derecha nacionalista y los lideró en un frente común: el Frente Nacional.
Episodio escrito y narrado por Gonzalo Altozano.
Sonido: César García.
Diseño: Estudio OdZ.
Contacto: [email protected]
Twitter: @GonzaloAltozano
Instagram: @galtozanogf
iVoox, Spotify, Apple.
La aventura humanitaria aquella confirmó a Le Pen el gusto por la acción, que ya había probado antes: de niño, en su Bretaña natal, fue grumete en el pesquero de su familia y, más adelante, participaría en la resistencia al invasor nazi.
A la vuelta de Holanda, sin ganas ni contactos para abrir bufete propio, Le Pen se alistó en los paracas, siendo su primer destino Suez. A la expedición sobre el canal seguirían la guerra de Indochina y la batalla de Argel.
Entre Indochina y Argelia, Le Pen ingresó en la formación de Pierre Poujade, el gran tribuno de la derecha del momento. Jean Marie salió elegido diputado, el más joven de la legislatura. Era 1956 y tenía 28 años.
Expulsado de la formación de Poujade por desavenencias con este, Le Pen volvió a salir diputado en 1958, en esta ocasión izando la bandera de la Argelia francesa. Poco duraría enhiesta. En 1962, Francia reconoció la independencia de la colonia.
Al finalizar su segunda legislatura como diputado, Le Pen se vio en la calle, sin empleo. En 1963, por pura subsistencia, fundó un sello discográfico especializado en cánticos de guerra, discursos políticos y narraciones históricas.
Su faceta de empresario no eclipsó la de político. Como se consideraba demasiado joven para acaudillar la derecha nacionalista, en 1965 impulsó la candidatura de Jean Louise Tixier. Brillante abogado, Tixier resultó ser una inutilidad política.
El error Tixier le pesaría como el mayor de su carrera. El candidato debió haber sido él. Ya se resarciría. En 1972, Le Pen unió a los veteranos de antiguas guerras y a los jóvenes lobos de la derecha nacionalista y los lideró en un frente común: el Frente Nacional.
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