La creciente preocupación por la actividad militar rusa en torno a los cables submarinos, que transportan el 97 % de las comunicaciones globales, pone en evidencia su vulnerabilidad. Este entramado de 500 cables, esenciales para datos gubernamentales, financieros y personales, sufre unos 100 cortes anuales, principalmente por accidentes. Un ataque coordinado podría causar interrupciones masivas, afectando tanto a civiles como a operaciones militares, planteando serias dudas sobre el impacto de un colapso global de internet.