Corría el año 1990 y en Puerto Rico ya despegaba en grande ese fenómeno importado de Japón y que conocimos bajo el nombre de Orquesta De La Luz. En ese entonces recuerdo que mi mentor y maestro Luis “Wito” Morales y su entonces socio el también gran maestro Jaime Rodríguez corrían el recordado y legendario programa radial “En Clave de Jazz” en la emisora y en una de esas ediciones Wito vociferaba: “si les asombra escuchar a los japoneses tocando salsa, ¡esperen a que escuchen a estos holandeses tocando jazz latino!” Este entonces diecinueve-añero quien suscribe se ganó una copia de ese primer álbum de esta banda oriunda de la patria del queso gouda contestando una de esas trivias que acostumbraban en el programa (la pregunta en cuestión: ¿Quién era el saxo barítono de los Afrocubans de Machito? La respuesta correcta – y si usted es hincha a muerte de los Grillo, usted definitivamente se la sabe de memoria – lo es Leslie Johnakins.) Así fue como conocí primero por teléfono y ya años después en persona a estos dos baluartes de la difusión del jazz en mi natal Puerto Rico y este extraño pero sabroso álbum que me gané fue mi introducción formal al mundo de esta banda de nombre Nueva Manteca.