Jaime Ostos en las Grandes Biografías de Zafarrancho Vilima


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Mar 02 2025 4 mins   3
Hoy hablaremos de la vida de un torero sin apodo, que eso es más triste que la película de Coco. Hoy hablaremos de Jaime Ostos Carmona.

El pequeño Jaime nació en Écija, el 8 de abril de 1931. La infancia bien, mucha caló y mucho huevo frito en un capó. En principio lo que Jaime quería ser de chico era piloto de aviones porque él había visto TOP GUN. De hecho empezó los estudios de Aviación Civil hasta que un primo en un cumpleaños le dijo “ande va con esa cara que tiene, que no te van a contratar ni en Tusam”.

En ese momento Jaime miró hacia arriba, vio el toro de al lao de la flamenca encima de la tele y dijo, “po ya sé lo que quiero ser, MODISTO” pero de la guantá que le dio el padre se convirtió en torero.

En 1952, con 21 años, toreó por primera vez como novillero sin picadores que eso es como enfrentarte a un yorkshire suelto. Al año siguiente ya debutó con picadores porque los valientes no duran mucho. En 1954 toreó poquito porque estaba en la mili mandando postales a sus novias.

Luego volvió a los ruedos dispuesto a convertirse en torero si el toro no lo mataba antes, porque lo revolcaban más que a los chinos de Humor Amarillo.
En 1956, a sus 25 años, conoció al Emérito que tenía 18 y por lo visto le ayudó a quitar los bollo de la furgoneta desde dentro con dos Vedettes en Zaragoza, pero Juan Carlos no se quitó el casco. El 13 de octubre de ese mismo 1956 Ostos toma la alternativa con Miguel Báez Litri de padrino y Antonio Ordoñez de testigo.

Como ya tenía trabajo fijo se casó con su novia, la abogada Consuelo Alcalá en 1960, con la que tuvo a sus dos primeros hijos. Se divorciaron después de 9 años porque por lo visto la mano de Jaime estaba más suelta que el látigo de Indiana Jones.

En 1963 en Tarazona tuvo su primera cornada fuerte, fuerte. Tenía 32 años, le tuvieron que transferir 10 litros de sangre, (que le iban metiendo la sangre por un lao y le salía por la corná como cuando tú le haces los dos boquetitos a la lata de leche condensada pa tomársela a morro). Llegaron a hacerle la extremaunción porque si no se moría de esa, lo mataba la limpiadora.
En los 15 años que siguió toreando después se llevó 25 cornadas más, muchas menos que sus parejas.

Fue novio de la actriz Lita Trujillo y luego se volvió a casar en 1987 con la neumóloga Mari Ángeles Grajal con quién tuvo otro hijo. En 2014 se casaron por la Iglesia, pero en 1992, Jaime echó una canita al aire que se acabó llamando Gisella.

En esta época ya había terminado su transformación a Lopera y el 8 de enero de 2022, a los 90 años, Jaime Ostos no llegó a los 91 aunque ustedes siempre podrán recordarlo cuando vean un yorkshire suelto o le hagan dos boquetes a la lata de leche condensada.