El pasado domingo, una oleada de incendios se desató en el norte de Portugal y se extendió rápidamente aprovechando las extensas plantaciones de eucaliptales de la zona y causando hasta el momento 7 víctimas mortales y mas de 100 heridos. En 2017, otro incendio fue aun más dramático, falleciendo 121 personas. Tras esa tragedia, el gobierno portugués puso coto a las plantaciones de eucaliptos, y en respuesta, las papeleras lusas comenzaron a desembarcar en Galicia y la cornisa cantábrica, incrementando aun mas la superficie de ocupada por las plantaciones de esa especie y convirtiendo el norte de España en una bomba de relojería.