Maya es joven, hija de una familia venezolana de clase media, una de esas familias hundidas por el chavismo. Sostiene con su trabajo a sus padres y hermanos. Llegó a España sin papeles, Fue camarera: doce horas al día y un día libre a la semana por 800 euros al mes, sin Seguridad social. Cuenta los días para terminar el trabajo. Es creyente, y agradece a Dios todos los días de su vida.