Las bicis son para el verano... ¿y para el sexo? Hay que reconocer que hay algo sexi en el universo ciclista: culos en pompa; piernas abiertas; la expresión "montar" que alude al doble sentido (te quiero ride, como a mi bike, que cantaba Rosalía); pero, sobre todo, su innegable contacto directo con los genitales a través del sillín o “agente aventajado del diablo” como se le llegó a llamar en la época victoriana. Descubrimos su relación con el sexo y, en especial, con la liberación sexual femenina, ¡qué la tuvo!