Salvador Dalí orientó estratégicamente un espejo para que, cada mañana, el primer rayo solar incidiera directamente en su cama. El pintor de Figueras se preciaba de ser el primer peninsular en ver amanecer. La luz de Portlligat, la aldea de Cadaqués donde construyó la casa que compartía con Gala, lo era todo para el maestro surrealista. Y no fue el único creador que sucumbió a los encantos del extremo noreste de la España continental. Picasso, Magritte o Hamilton, junto con intelectuales de la talla de Josep Pla, Paul Éluard, Luis Buñuel o Federico García Lorca, encontraron la inspiración en este rincón de la comarca gerundense del Alt Empordà. Para comprender el efecto de Cadaqués paseamos con el escritor Hugo Scoccia, que nos conduce desde el simbólico faro del Cap de Creus hasta su lugar favorito del municipio: las rocas de la playa de Sa Conca. Por el camino disfrutamos de los parajes y caprichosas formaciones pétreas esculpidas por la tramontana en compañía de Ponç Feliu, director del parque natural. La jefa de comunicación de la Fundació Gala-Salvador Dalí, Imma Parada, nos espera en la casa del pintor. Después, con la ayuda de la guía local Mercè Donat, buscamos algunos de los inmuebles más notables de Cadaqués, como las casas Pont y Serinyana, o la sorprendente iglesia de Santa María. Antes de marcharnos conocemos la obra de Alicia Cayuela, la artista multidisciplinar que retrata los monstruos y el resto de seres que habitan este pueblo blanco; para muchos, el más bonito del Mediterráneo.