En estos días de postdana en Valencia, nuestro más sentido pésame a todas sus víctimas, especialmente a las que han perdido seres queridos. Todo nuestro ánimo y solidaridad para ellas. Y también a la comunidad científica que, impotente, tiene que apretar los dientes una vez más por el caso omiso que la clase política ha hecho a sus reiteradas advertencias. Recordar igualmente que las canalizaciones de los ríos y las mal llamadas limpiezas de sus cauces aumentan la velocidad del agua y, por lo tanto, su fuerza destructiva. Y es que ante las graves consecuencias de la Dana en Valencia, muchas personas se preguntan qué hay que hacer para prevenir los efectos devastadores de las riadas y más aún teniendo en cuenta que su frecuencia va en aumento. Entre las propuestas para mejorar la prevención circulan algunas desinformaciones que aconsejan hacer más canalizaciones en los ríos y quitar la vegetación de sus cauces. Insistir desde Planeta Vivo que esta afirmación es falsa y que la comunidad científica insiste que es un error hidrológico y ecológico grave. La vegetación alrededor de los ríos está adaptada a su crecida porque es flexible y robusta a la vez, y hace de freno cuando hay crecidas. Es parte de su función natural. Para disminuir sus consecuencias, expertos del CREAF aconsejan que sus cauces no estén edificados ni urbanizados por casas, naves industriales o comerciales, carreteras, vías férreas o muros de contención y que tengan márgenes suficientemente anchos para crecer y decrecer sin poner en peligro a la población.