Mar 22 2023 7 mins 20
Había una vez una hormiguita que se levantaba temprano para salir a trabajar como todos los días, la hormiguita consciente de lo importante de su trabajo para mantener a su familia y para ayudar al sostenimiento de su hogar se levantaba de muy buen humor ya que se sentía al mismo tiempo productiva y feliz.
Tan feliz era la hormiguita que siempre que salía de su casa cantando y durante todo el día pese a lo difícil del trabajo cargando terrones de hasta 10 veces más pesados que su peso corporal, cantaba de la felicidad.
Pero un día paso por allí un abejorro que se dice era el gerente general de todo el ecosistema de la zona vio a aquella hormiguita feliz cantando. Esto le pareció extraño, el abejorro no entendía porque aquella hormiguita tenía tan buena actitud y sospecho que algo estaba ocultando aquella. Así que llamo un escarabajo y lo contrato para que hiciera de supervisor laboral de la hormiguita. Lo primero que hizo el escarabajo fue establecer una hoja de control de entrada y salida y así poder elaborar un informe para el Abejorro reportando a que hora entraba y salía la hormiguita.
Obviamente el escarabajo necesitaba alguien que le ayudara a preparar el informe a partir de la hoja de entrada y salida e inmediatamente pidió que le asignaran una secretaria. El abejorro autorizo la contratación de una arañita muy bonita y eficiente que tomaba las hojas de entrada y salida y las colocaba en carpetas de variados colores y los archivaba en un hueco que había en un árbol.
Mientras todo esto sucedía, la hormiga que resintió un poco que desconfiaran de ella, simplemente siguió trabajando y trabajando, y mientras trabajaba cantaba de la felicidad de ser productiva.
Pero el abejorro gerente general todavía seguía desconfiando de la producción de la hormiguita y decidió contratar un subgerente para que mirara la forma como esta hormiguita hacia su trabajo, por lo tanto, contrato una cigarra que era paciente suya y la encargo. Esta Cigarra desarrollo un plan de supervisión laboral y creo unos formatos que la hormiga tenía que llenar cada hora para así explicar que estaba haciendo durante el día.
La cigarra llamo a una reunión a la hormiguita y le asigno sus nuevas funciones para registrar su trabajo. La hormiga que no entendía porque tenía que hacer eso, acepto a regañadientes y cada hora paraba para llenar un formulario que tenía 20 preguntas y que demoraba más de 15 minutos. Obviamente la productividad diaria de la hormiguita bajo en un 25 porciento y su ambiente laboral se había deteriorado. Ya a la hormiguita le costaba trabajo encontrar el animo para cantar mientras trabajaba, pero aún seguía trabajando porque sabía que tenia un deber por cumplir.
La cigarra comenzó a recibir los formularios y obviamente contrato una mantis como secretaria para que le organizara los informes que llenaba la hormiguita. La mantis religiosamente tomaba los formularios y los almacenaba y luego los transcribía a una hoja que luego utilizaba para hacer graficos y finalmente preparaba un informe gerencial que entregaba a la cigarra y esta cigarra la llevaba a un comité de gerencia con el abejorro y el escarabajo. Reunidos vieron que la productividad había bajado en casi un 30%. De aquella reunión llegaron a la conclusión de que era necesario contratar un consultor externo para que hiciera el análisis de las funciones que estaba desempeñando la hormiguita. Como había un buho que estaba bien conectado políticamente y necesitaba trabajo lo contrataron. Además el buho tenía pinta de ser muy inteligente. Este buho se paró en una rama cerca donde trabajaba la hormiguita y con sus grandes ojos observaba cada movimiento de la hormiga y cuando ella hacia un movimiento el registraba el movimiento en una hoja y si la hormiguita hacia algo que el no entendía o consideraba errado, la llamaba a [...]