En el empeño de abrazar su destino a Tania Libertad nada la detuvo: ni su origen humilde, tampoco que en su familia nadie cantara y menos el férreo dominio que su padre pretendió ejercer sobre ella desde que descubrió que aquella niña de 5 años había nacido artista.
Cansada de semejante opresión un día le lanzó un plato de sopa caliente encima y partió de su natal Perú a México, donde Carmen Salinas la acogió en su propia casa, la encaminó e incluso la casó con su novio de aquella época, aunque el matrimonio duró un suspiro porque Tania lo que buscaba era la libertad consignada en su nombre.
Libre al fin, Tania se relacionó con prominentes figuras del mundo intelectual y artístico tales como Gabriel García Márquez, Carlos Monsiváis, José Saramago o María Félix, con quien estuvo a punto de grabar un disco.
Su extraordinaria voz los impresionó a todos, incluido Armando Manzanero a quien siendo una adolescente le abría los recitales en Lima y vino a reencontrar en México para entablar una de las amistades más prósperas musical y personalmente hablando.
También aquí conoció al que sería padre de su hijo, su compañero de vida durante 40 años. Con él enfrentó la noticia de que padecía cáncer de mama, aunque pragmática, puso manos a la obra para salir al paso y seguir cantando como hasta ahora a la vida que le ha dado tanto, parafraseando el emblemático himno de la argentina Mercedes Sosa, quien admiraba el talento de Tania tanto como su excepcional nombre: Libertad… Y es que nada es lo que parece.
Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.