Los 80s y 90s fueron unos años mágicos en los que la llegada y estandarización de los formatos de reproducción de vídeo casero, Vhs y Betamax, creó y cambió los habitos de vida y ocio de varias generaciones que vieron en un negocio creado paralelamente a él la ventana a un mundo de fantasía, aventuras y en ocasiones hasta terror al que solo se podía acceder a través de ese espacio físico al que le guardamos tributo, el Videoclub.