Jun 04 2023 33 mins 1
“La consciencia de nuestra propia muerte nos invita a celebrar la vida.”
No resulta sencillo hablar de la muerte, culturalmente es un tema que tiende a evitarse. Pero es un tema que nos incumbe a todos. Todos hemos tenido o tendremos seres queridos que se han fallecido y todos, absolutamente todos sin distinción, abandonaremos este mundo en algún momento.
La muerte forma parte de la vida. Hablar de la muerte implica hablar de la vida. Son las dos caras de la misma moneda.
La idea de muerte nos conecta con nuestra finitud. Estamos en este mundo de paso, esto se acabará en algún momento, Si somos conscientes de esta realidad podemos darle un sentido más profundo y significativo a nuestra existencia. ¿Qué es valioso para mí, sabiendo que mi existencia terminará?
A lo largo de la vida, vamos experimentando pérdidas, como pequeñas muertes, que nos preparan para afrontar la mayor de las pérdidas: la de nuestra propia vida. Vamos perdiendo salud, proyectos que caducan, relaciones que terminan, multitud de pérdidas a lo largo de la vida, como las hojas de un árbol que van cayendo para dar paso a nuevos brotes. Y esto es una realidad. Una realidad que conviene atender para así ampliar nuestra consciencia y vivir la vida con más intensidad, con más propósito.
Pero también conviene decir que no hay que obsesionarse con el fin. Que la vida nos ofrece a cada instante momentos a los que atender. Vivir intensamente la vida, en el aquí y en ahora, con sus alegrías y sus desdichas. Haciéndonos cargo de nuestra propia vida, eligiendo según nuestros valores, según lo que es importante para cada uno de nosotros.
La idea de la propia muerte nos invita a vivir con más propósito. Por ejemplo, dediquemos un tiempo a reflexionar sobre el propósito vital ¿quizá puedo hablarlo con alguien de confianza? También podemos dedicar un tiempo a redactar nuestro propio epitafio, a conectar con nuestra autenticidad y redactar el legado que queremos dejar en este mundo, una síntesis en pocas palabras de lo que es nuestra huella en el mundo.
También podemos profundizar en este ejercicio que te proponemos a continuación, que te lleva a acercarte a la realidad de tu propia muerte. Reserva un ratito para ti, para conectar contigo y descargatelo. https://escuelacrecimientointegral.com/ejercicio-practico-visualizacion/
Te invitamos a que compartas con nosotros a través del mail, aquello de lo que te has dado cuenta en el ejercicio. [email protected]
No resulta sencillo hablar de la muerte, culturalmente es un tema que tiende a evitarse. Pero es un tema que nos incumbe a todos. Todos hemos tenido o tendremos seres queridos que se han fallecido y todos, absolutamente todos sin distinción, abandonaremos este mundo en algún momento.
La muerte forma parte de la vida. Hablar de la muerte implica hablar de la vida. Son las dos caras de la misma moneda.
La idea de muerte nos conecta con nuestra finitud. Estamos en este mundo de paso, esto se acabará en algún momento, Si somos conscientes de esta realidad podemos darle un sentido más profundo y significativo a nuestra existencia. ¿Qué es valioso para mí, sabiendo que mi existencia terminará?
A lo largo de la vida, vamos experimentando pérdidas, como pequeñas muertes, que nos preparan para afrontar la mayor de las pérdidas: la de nuestra propia vida. Vamos perdiendo salud, proyectos que caducan, relaciones que terminan, multitud de pérdidas a lo largo de la vida, como las hojas de un árbol que van cayendo para dar paso a nuevos brotes. Y esto es una realidad. Una realidad que conviene atender para así ampliar nuestra consciencia y vivir la vida con más intensidad, con más propósito.
Pero también conviene decir que no hay que obsesionarse con el fin. Que la vida nos ofrece a cada instante momentos a los que atender. Vivir intensamente la vida, en el aquí y en ahora, con sus alegrías y sus desdichas. Haciéndonos cargo de nuestra propia vida, eligiendo según nuestros valores, según lo que es importante para cada uno de nosotros.
La idea de la propia muerte nos invita a vivir con más propósito. Por ejemplo, dediquemos un tiempo a reflexionar sobre el propósito vital ¿quizá puedo hablarlo con alguien de confianza? También podemos dedicar un tiempo a redactar nuestro propio epitafio, a conectar con nuestra autenticidad y redactar el legado que queremos dejar en este mundo, una síntesis en pocas palabras de lo que es nuestra huella en el mundo.
También podemos profundizar en este ejercicio que te proponemos a continuación, que te lleva a acercarte a la realidad de tu propia muerte. Reserva un ratito para ti, para conectar contigo y descargatelo. https://escuelacrecimientointegral.com/ejercicio-practico-visualizacion/
Te invitamos a que compartas con nosotros a través del mail, aquello de lo que te has dado cuenta en el ejercicio. [email protected]
