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Mar 18 2025 17 mins   5
Este es un debate fundamental en el ámbito de la nutrición, la medicina y la salud pública. Vamos por partes:

1. ¿Obesidad o Enfermedad Crónica Basada en la Adiposidad (ABCD)? La AACE propone el término ABCD (Adiposity-Based Chronic Disease) para enfatizar que la obesidad es más que una acumulación de grasa: se trata de una condición crónica con múltiples factores subyacentes, incluyendo genética, metabolismo, entorno y comportamiento. Este cambio terminológico busca evitar la reducción de la obesidad a una simple cuestión de peso y destacar su impacto en la salud.

2. ¿Es la obesidad una enfermedad o un factor de riesgo? La evidencia más sólida que apoya la obesidad como enfermedad incluye:
  • Su carácter crónico y multifactorial, con componentes metabólicos, genéticos y hormonales.
  • Su asociación con inflamación crónica y resistencia a la insulina, que pueden generar otras patologías como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
  • Su inclusión en 2013 por la American Medical Association (AMA) como enfermedad para mejorar su abordaje médico y evitar la simplificación de "come menos y muévete más".
Por otro lado, hay quienes la consideran un factor de riesgo más que una enfermedad per se, argumentando que:
  • No todas las personas con obesidad tienen complicaciones metabólicas (el concepto de "metabólicamente saludable").
  • La obesidad no siempre causa enfermedad directamente, sino que es un factor predisponente.
  • La clasificación como enfermedad puede medicalizar en exceso y reforzar la dependencia de tratamientos farmacológicos o quirúrgicos.
3. Impacto de la clasificación de la obesidad
  • Pacientes: Considerarla una enfermedad puede reducir la culpa y el estigma, promoviendo un enfoque más médico y menos moralista. Sin embargo, puede también reforzar la idea de que la única solución es médica o farmacológica.
  • Políticas públicas: Puede favorecer la financiación de tratamientos, programas de prevención y acceso a profesionales de salud.
  • Investigación: Mayor inversión en estudios sobre su fisiopatología, tratamientos y prevención.
  • Percepción pública: Puede reducir el estigma de la obesidad como un "fallo personal", pero también puede reforzar la dependencia de tratamientos médicos en lugar de abordar causas estructurales (alimentación, sedentarismo, desigualdades sociales).
4. ¿Comparte el enfoque tradicional factores de riesgo con los TCA? Sí. La visión pesocentrista y la cultura de la dieta pueden fomentar conductas alimentarias desordenadas y contribuir al desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
  • Se ha observado que adolescentes con sobrepeso u obesidad tienen mayor riesgo de desarrollar TCA debido a la presión social y médica por perder peso.
  • Reforzar la idea de que la obesidad es una "enfermedad a erradicar" puede llevar a restricciones extremas y a ciclos de pérdida y ganancia de peso (efecto rebote).
  • Enfoques no pesocentristas, como el HAES (Health At Every Size), buscan evitar este problema.
5. Cirugía bariátrica y fármacos: ¿solución o parche?
  • Cirugía bariátrica: Puede ser eficaz en algunos casos, pero no está exenta de riesgos ni complicaciones metabólicas y psicológicas. Además, sin un cambio en el entorno y el comportamiento alimentario, puede no ser sostenible a largo plazo.
  • Fármacos (Orlistat, Ozempic, etc.): Su auge responde a la necesidad de nuevas estrategias de tratamiento. Sin embargo, pueden generar dependencia, efectos secundarios y refuerzan la medicalización de la obesidad sin atacar sus causas estructurales.
6. ¿Existe el estigma de peso? Sí, y está ampliamente documentado. Se manifiesta en:
  • Discriminación en el ámbito laboral y sanitario (menos oportunidades laborales, peor trato en consultas médicas).
  • Internalización del estigma, lo que puede llevar a peor salud mental y mayor riesgo de TCA.
  • Mayor probabilidad de recibir recomendaciones de pérdida de peso sin evaluar otros aspectos de salud.
7. Impacto de movimientos como Body Positive, HAES, Body Neutrality
  • Social: Visibilizan la diversidad corporal y desafían los estándares de belleza normativos.
  • Político: Impulsan cambios en normativas contra la discriminación por peso.
  • Sanitario: Desafían el enfoque pesocentrista, promoviendo la salud independientemente del peso.
Sin embargo, algunos críticos argumentan que pueden trivializar los riesgos de la obesidad y desincentivar el tratamiento en casos donde hay problemas metabólicos reales. Conclusión La obesidad es un fenómeno complejo que no puede reducirse a peso corporal ni a una única categoría (enfermedad vs. factor de riesgo). Su abordaje debe ser integral, basado en evidencia, no estigmatizante y centrado en la salud más allá del peso.

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